segunda-feira, 1 de março de 2010

Argentina: Camino al Bicentenario

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Camino al Bicentenario

Lavagna: "Hay que excluir a los políticos tóxicos de la sociedad"

El ex ministro de Duhalde y Kirchner juzgó como un fracaso la gestión del Gobierno y describió como "un año chato y ya jugado" el del Bicentenario; apuntó fuerte contra Kirchner y Carrió; no descartó participar de un proyecto político; acceda al especial multimedia. Por Luján Scarpinelli

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Lunes 1 de marzo de 2010 | 09:01 (actualizado a las 09:01)

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Lavagna: "Hay que excluir a los políticos tóxicos de la sociedad"
El ex ministro de Economía describió al del Bicentenario como "un año perdido"
Foto: lanacion.com / Martín Turnes

Video:Lavagna: «Hay que pensar más allá del Bicentenario»

Por Luján Scarpinelli
De la Redacción de lanacion.com
mscarpinelli@lanacion.com.ar

Poco, o nada, de su imagen de la conmemoración del Bicentenario se parece a una celebración. A la idea de una fiesta, opone una más oscura, de un país con una pobreza creciente, sin rumbo ni líderes capaces de conducirlo.

Roberto Lavagna, que asumió el ministerio de Economía tras la crisis de 2001 en la gestión de Eduardo Duhalde y que permaneció en la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner, describió a la democracia actual como un sistema de baja calidad, regido por un poder impuesto sobre un conjunto de instituciones debilitadas.

En una entrevista con lanacion.com en la serie de cara al Bicentenario, graficó al país como un paciente enfermo al que ningún médico sabe cómo tratar.



El economista, de trayectoria en el Partido Justicialista, llegó al último escaño del podio en la última elección presidencial. Junto al radical Gerardo Morales como compañero de fórmula, se calzó el traje de opositor y no escatimó en críticas al gobierno de Kirchner, al que acompañó durante tres años y hoy ubica en el grupo de los que denomina "políticos tóxicos", dignos de ser "excluidos de la sociedad". Lugar en el que también coloca a la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.

"Hay que resolver cómo se logra excluir democráticamente de la sociedad argentina a los extremistas ¿Cómo excluir a los Kirchner y a los Carrió? A los que no dialogan, son autoritarios, se creen que son dueños absolutos de la verdad"

Distingue 2006 como un año de quiebre en la política del kirchnerismo, cuando, según dice, el Gobierno hizo un viraje "político-ideológico", y las cuentas públicas comenzaron a declinar. Con ese cambio relaciona el fracaso de la gestión prolongada con una "cuasi reelección presidencial".

El año siguiente recorrió el país a bordo del "Lavagnamóvil", con el fin de despegarse de la imagen de un hombre de escaso carisma, proveniente del mundo de los números. Cosechó, al final del recorrido, más de tres millones de votos. Pero a los pocos meses volvió a reunirse con el entonces presidente y hasta entonces enemigo, Néstor Kirchner, y sus adversarios denunciaron una "estafa" al 16% del electorado. Intentó, entonces, convertirlo en un acto virtuoso, relacionado con una filosofía dialoguista que opone a la del Gobierno.

El ex titular de Hacienda favorito entre los empresarios locales y bien ponderado en el plano internacional, aseguró no estar trabajando en una candidatura, aunque reconoció tener "la misma decisión de prestar servicio" que en 2007, si surgiera algún proyecto.

- ¿Qué le sugiere la palabra Bicentenario, pensando en la realidad del país a poco del 25 de mayo?

- Debió haber representado la oportunidad de un ciclo de expansión, pero lamentablemente no se está dando: el del Bicentenario es un año chato, gris, ya jugado. En consecuencia, hay que pensar más allá. El Centenario transcurrió con un Estado de sitio, lo que manifestaba tensiones sociales relacionadas con el crecimiento de un país en plena expansión. En cambio, el Bicentenario está transcurriendo en la chatura, sin que tengamos en claro si vamos a aprovechar todas la oportunidades excepcionales que la Argentina tiene.

- ¿Cómo llegan a este momento las instituciones?

- Debilitadas. La democracia recuperada en 1983 no ha logrado consolidarse en términos de calidad. Está consolidada en el hecho de cumplir con las formalidades sobre el funcionamiento de los poderes, pero en términos de calidad, no es la que corresponde a una democracia moderna, con calidades jurídicas y demás.

-¿En qué sentido se refleja eso en el funcionamiento de los tres poderes?

- En el ejercicio del Ejecutivo se impuso la idea -con diferencias de grado- de que quien gana toma todo el poder, no dialoga, no negocia. Las pruebas están a la vista con la modificación del Consejo de la Magistratura, la reimplantación de los poderes presupuestarios, y un régimen de DNU que convalida una sola cámara. El Legislativo fue durante mucho tiempo una escribanía que registraba la voluntad del Ejecutivo con oposiciones muy débiles en cuanto a su agenda legislativa. El Poder Judicial ha empeorado después de 2006, porque el Ejecutivo ha pasado a tener un poder de bloqueo en la designación o remoción de jueces, con casi 200 juzgados vacantes, con jueces subrogantes.

-Marca 2006 como un año de quiebre en la línea que llevaba el kirchnerismo desde 2003. Después de haber pasado casi tres años con Kirchner, ¿qué cree que cambió?

- La línea empezó con Duhalde, después de la peor crisis desde 1890. Pero cuando el entonces presidente [por Kirchner] logró una convalidación en las urnas a fines de 2005 del gobierno obtenido con el 22% de los votos a finales de 2005 -de los cuales 10 puntos se debieron a la continuidad del equipo económico-, el cambio fue explícito. Fue un planteo político ideológico que, cuando uno lo juzga por los resultados, ha fracasado. Pueden enumerarse como quiebres la intervención del Indec; la conversión de la Unidad de Información Financiera (UIF), que maneja la información sobre el lavado de dinero, a ser un organismo unipersonal; en relaciones exteriores, el acercamiento a [presidente de Venezuela Hugo] Chávez; y, en lo económico, el inicio del debilitamiento del superávit fiscal.

-En materia de institucionalidad ¿vio como un avasallamiento a la autonomía del Banco Central en el conflicto que terminó con la salida de Martín Redrado?

- No lo planteo en esos términos. Lo que importa, en realidad, es el decreto de uso de las reservas. El punto central es que habiéndose aprobado un presupuesto el Ejecutivo intente apropiarse del equivalente a 25 millones de pesos, para volcar al gasto público. El resto es opinable. El día a día de la política monetaria debe ejercitarse con autonomía, pero las cuestiones estratégicas, las decide el Ejecutivo.

-¿Es una buena idea el consejo económico creado con el fin de coordinar las políticas?

- Todo eso es para distraer. No hace falta en el trabajo cotidiano. La relación entre el ministro de Economía y otros ministros se tiene que dar de manera natural.

-¿Cómo ve a la dirigencia? ¿Cree que está a la altura de generar un acuerdo de políticas de estado de largo plazo?

- Ojalá se pudiera hacer [Piensa]. Primero se debería tomar en cuenta qué ha pasado como sociedad para llegar a este Bicentenario gris. Este un país extraordinario, cuya dirigencia no ha sido capaz de transformar esas características positivas en más libertad, justicia y bienestar. Hace 30 años, la tasa de pobreza en el país era del 4%, y hoy es del 35%. Hay una dirigencia sin capacidad de prever lo que va a pasar para ajustarse a tiempo y sin memoria para interpretar esa realidad.

-Entonces, ¿ve difícil reunir a la dirigencia actual pensando en políticas de largo plazo?

- A lo mejor se reúnen, pero firman un papel, como se ha hecho otras veces en la Argentina. Hay que tener una convicción sobre lo que hay que hacer con algunos temas centrales y después, gestionarlos. Hoy no se ven dirigentes con capacidad de entender que los tiempos han cambiado y para generar un cambio fundamental. Y no veo ningún indicio de que vaya a haber planteos estratégicos desde el gobierno. Desde la oposición, se verá si entra en el debate cuando se acerquen las elecciones.

-¿Cuáles son los problemas que hay que resolver con urgencia?

- Hay tres problemas centrales. Primero, contestar la pregunta: ¿Qué quiere ser la Argentina en el mundo? Eso no se lo ha contestado, y en consecuencia las políticas son variables. El segundo punto es ¿qué va a hacer la sociedad y la dirigencia con un tercio de la población que está debajo de la línea pobreza? Esto no sólo no ha sido resuelto, sino que ha empeorado en los últimos tres años por la inflación, y el menor empleo y su calidad. Por último, hay que resolver cómo se logra excluir democráticamente de la sociedad argentina a los extremistas ¿Cómo se logra excluir a los Kirchner y a los Carrió? A los que no dialogan, son autoritarios, se creen que son dueños absolutos de la verdad. Y cómo se trata de que, una vez excluidos esos extremos, el resto dialogue de una manera constructiva.

-¿Por qué cree que los Kirchner tildan de desestabilizadores a los que se le oponen?

- Para explicar su propio fracaso. Toda esta argumentación, hasta de tildar de partidaria a la Corte, no sólo a la política y a los empresarios, es para disimularlo. Son manotazos de ahogado. Cuando el populismo, mal entendido, fracasa, busca este tipo de excusas.

-¿Le preocupa que este discurso genere una reacción contraria que saltee el centro y nos lleve directamente hacia la derecha?

- Este péndulo permanente, donde el fracaso de un gobierno conduce al otro extremo, es lo que nos viene pasando, y explica parte de esta decadencia. Hay que lograr parar ese péndulo en una zona central, lo cual requiere excluir democráticamente los liderazgos perniciosos, los políticos tóxicos que no razonan, que se manejan con autoritarismo y con slogans. Las democracias que progresan son las que priorizan el centro.

-Usted que los conoce, ¿coincide con la teoría del doble comando?

- Trato de evitar slogans políticos de la oposición. Lo que importa son los resultados. ¿En qué le cambia a cualquier joven de esos cuatro de cada 10 que no estudia ni trabaja, que el comando sea uno o dos? El resultado es malo? lo que están haciendo es un error y eso es lo que importa.

-¿Cree que la permanencia de Julio Cobos en su cargo genera una crisis institucional como dice el Gobierno?

- El vicepresidente tiene que seguir en funciones, pero atento al profundo divorcio que hay y a su política claramente opuesta a la del Gobierno. Sería conveniente que se despoje de todo lo que tiene que ver con el poder, y sólo estar disponible ante eventualidades, que siempre pueden ocurrir. Pero despojado de la pompa, aviones, autos? Esa sería una señal ética importante. Si así lo hace, va a tener más fuerza para votar de acuerdo a su conciencia.

-Usted hablaba del lugar dónde debería estar la Argentina en el mundo ¿Dónde la ubica hoy?

- No se sabe, hoy gira; se mueve locamente de un lado a otro. Por ejemplo, con su política cambiaria: un dólar sobrevaluado lleva a tener sólo agricultura; un dólar subvaluado, en cambio, genera producción de muchas cosas, pero de baja calidad, baja escala, y termina perjudicando al consumidor. Eso, tan elemental, aún no está resuelto.

-¿Queda algo por hacer para salvar este año?

- Sí, que empiecen las clases y que se dejen de ocultar el dengue. Esas cosas sencillas que tienen que ver con lo cotidiano son lo que se puede discutir mientras no se puede discutir una estrategia de país. Y que desde el Poder Legislativo, ahora con una nueva composición, se logre poner límites al Ejecutivo. La situación no tiene la gravedad de la crisis de 2001, pero hemos perdido el rumbo desde hace cuatro años. Si lo que queremos es un país moderno, integrado al mundo y a su región, y no a la fantasía chavista? todo eso lo hemos perdido y no hay señales de que estemos en condiciones de recuperarlo.

-¿Le gustaría ser presidente de la Nación?

- [Piensa] A todo el mundo que está en política le gustaría eso. Yo tuve muchísima convicción a pesar de no tener plata ni prensa. En 2007, creí que todavía estábamos a tiempo de evitar los desvíos que se estaban produciendo. Había que volver a reencauzarnos. No ocurrió y ahora la enfermedad está avanzada. No trabajo con el objetivo de una candidatura específicamente. Sí para tratar de que alguna de estas cosas se entienda. Yo no le huí a las responsabilidades: asumí en la peor crisis en más de 100 años. La misma decisión de prestar servicio si hay un proyecto la tengo ahora.

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