sábado, 27 de fevereiro de 2010

Londres participó en las torturas de la CIA

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Binyam Mohamed, joven víctima de las torturas de la CIA
y los Estados Unidos en la Base Naval de Guantánamo

La Justicia británica ha decidido publicar al completo las pruebas que demuestran que el Gobierno laborista estaba al tanto de las torturas sufridas por un preso de Guantánamo. A principios de mes, ya se revelaron varios párrafos que probaban la tortura, pero el pasaje que se ha hecho público prueba la implicación del MI5, el servicio de Inteligencia. El Ministerio de Exteriores lleva casi un año intentando bloquear su publicación por miedo a una ruptura de relaciones con la Inteligencia de EEUU.

El primero de los párrafos desclasificados dice lo siguiente: “En marzo de 2005 la Inteligencia dejó claro su respeto por los derechos humanos y que cualquier tipo de técnica coercitiva estaba fuera de la ética, entrenamiento y metodología de los Servicios [...] De hecho, negaron que alguno de los detenidos interrogados por ellos hubiera sufrido un tratamiento de este tipo [...] Sin embargo, en este caso, esto no parece ser cierto: como muestran las pruebas, algunos agentes del Servicio secreto han tenido un comportamiento dudoso con el maltrato sufrido por el señor Mohamed mientras estuvo retenido por los agentes de EEUU”.

El preso en cuestión es Binyam Mohamed, etíope con visado británico que fue detenido en Pakistán en 2002. En febrero del año pasado se convirtió en el primer recluso que el presidente de EEUU, Barack Obama, liberaba de la cárcel de Guantánamo, en Cuba. Al aterrizar en Londres, decidió demandar al MI5 por su complicidad en las torturas que había sufrido.

Mohamed fue trasladado primero de Pakistán a una cárcel secreta de la CIA en Marruecos. Tras pasar varios interrogatorios acabó en Guantánamo, donde fue acusado de terrorismo.

Tras una revisión de su caso, la Justicia estadounidense determinó que Mohamed se había autoinculpado por las torturas que había recibido. El preso sostenía que el MI5 tenía que estar implicado porque sólo así se explicaría las preguntas sobre su vida en Londres a las que fue sometido.

Silencio del Ministerio de Exteriores

A los pocos días, los tres jueces británicos que llevaron el caso encontraron evidencias suficientes de que Mohamed había sido torturado.

El ministro de Exteriores, David Miliband, exigió a los jueces que no publicaran las pruebas porque EEUU estaba amenazando a Londres con cortar por lo sano la colaboración en materia antiterrorista.

Apelando al Principio de Control, por el cual Reino Unido se compromete a no hacer público ningún detalle de este tipo de operaciones en colaboración con EEUU, Miliband consiguió retrasar el proceso. Los magistrados mostraron su descontento, pero aceptaron no publicar nada hasta que se revisara el caso.

El ministro de Exteriores no queda en muy buen lugar. Los jueces no dudan de su honestidad, pero sí del informe sobre Mohamed que presentó a los jueces. “No ponemos en duda la buena fe del ministro de Asuntos Exteriores, peró preparó los certificados en parte, basándose en información y consejos del personal de los Servicios Secretos. Desafortunadamente, esto nos lleva a la pregunta de si alguno de los informes sobre el maltrato del señor Mohamed es creíble o no, especialmente cuando el problema es si este tipo de comunicaciones deben ser publicadas. No sólo hay razones para no creer en ese informe [...] sino que además, los Servicios Secretos tenían especial interés en que se suprimiera dicha información”.

Cómplices

El 10 de febrero, la Corte de Apelación decidió que era necesario publicar ciertos párrafos que dejaban bien claro que Mohamed había sufrido malos tratos y que la CIA y el Gobierno de EEUU eran responsables. Los jueces describieron el trato sufrido por Mohamed como “el peor que se le puede aplicar a un ser humano”.

La resolución de los jueces sugería, aunque no afirmaba, que el MI5 estaba al tanto de las torturas. Con la publicación de estos pasajes se demuestra que la Inteligencia tenía un interés especial en ocultar los hechos por su implicación.

Jonathan Sumption, consejero del Gobierno, consiguió que se borraran del informe inicial varios párrafos que ocultaban las pruebas. La Corte de Apelación fue muy crítica hoy con esto y dijo que es mejor publicar el informe al completo “para que hable por sí mismo, sin las interferencias del señor Sumption”.

(Con información de Público)

Um comentário:

zcarlos disse...

Meretíssimo, obrigado pela confiança.
Um abraço e boa tarde.