Mileurismo,
telebasura, corrupción, paro... España tiene problemas, y el dibujante
Aleix Saló se ha ocupado de plasmarlos con mucho humor en su nuevo
cómic, Españistán. Este país se va a la mierda (Glénat), un repaso de
los temas de actualidad que monopolizan el día a día del país.
"El
objetivo último no era otro que hacer una denuncia, lo más completa
posible, del rumbo que ha tomado este país en los últimos diez años.
Hipotecas, SGAE, Telecinco, funcionarios, obispos, becarios,
precariedad...", enumera Saló (Ripollet, Barcelona, 1983).
Ambientado
en la muy familiar Españistán, el cómic narra las aventuras y
desventuras de Fredo, un veinteañero al que la crisis económica ha
dejado sin trabajo y, de paso, con un buen puñado de deudas. "Fredo
representa la síntesis del lugar y el momento en el que vive", explica
el autor.
Angustiado por una hipoteca abusiva
"Es
a la vez una sátira y un homenaje a un colectivo conocido como los
'canis', que más o menos podemos identificar con ese sector joven de la
clase trabajadora que abandonó tempranamente los estudios para lanzarse
al mercado laboral durante el periodo de bonanza", añade.
Angustiado
por una hipoteca abusiva, el protagonista abandona el País de los
Curritos y emprende una odisea que le llevará a la Ciudad Burocrática,
hogar de funcionarios impasibles y papeleos interminables. Por el camino
le acompañan su amigo Samu y el gran mago Gandolfo, que malvive con una
pensión irrisoria.
Tras
la incorporación de Frida (una pija con carácter), el cuarteto marchará
a través de las Tierras Muertas (donde habitan los parias sociales), la
Aldea Santa (hogar de los seguidores de Jesufistro) y el Distrito
Financiero (temible lugar donde los lobbies empresariales manejan a su
conveniencia el futuro del país).
Una versión libre de 'El Señor de los anillos'
Como
ya habrán notado los seguidores de Tolkien, Españistán es una
adaptación libre de la saga El Señor de los Anillos. "Me parecía muy
interesante el recurso de recrear un universo ficticio lleno de pueblos y
razas contrapuestas, con sus rivalidades y conflictos, pero omitiendo
el conflicto territorial y enfatizando el de clases", detalla el
dibujante.
Sin
llamar a las cosas por su nombre, el autor deja muy claro el blanco de
sus denuncias. "El hecho de recrear la historia en un país ficticio, en
vez de hacerlo en la España real, me concedía más margen de libertad
para desarrollar la historia hasta límites absurdos", explica.
"Españistán
no es otra cosa que una hipérbole continua. Y a veces la mejor forma de
retratar la realidad social es a partir de la ficción, o incluso a
partir de la ciencia ficción. No creo que nadie dude de a qué o a quién
me estoy refiriendo cuando en la historia aparecen Alessandro Janz o el
Banco Sintander. Si me tienen que caer denuncias, me van a caer igual",
apostilla.
De tener éxito, el
cómic podría tener una secuela, en la que Españistán se podría haber
hundido por completo. "No es difícil imaginar cómo podría ser el país
dentro de unos años, convertido en su totalidad en un parque temático
para disfrute de los multimillonarios asiáticos, donde los ciudadanos ya
sólo somos meros figurantes vestidos con trajes folclóricos", bromea
Saló.
El
lanzamiento del libro se completa con un vídeo de animación, De la
burbuja inmobiliaria a la crisis, que ya puede visitarse en
www.burbujainmobiliaria.com (y que también encabeza esta noticia). "Es
un análisis de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos como
país. El cómic es una mirada cínica a nuestro futuro, mientras que el
vídeo es una mirada crítica a nuestro pasado", anuncia el dibujante.
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